Hace unos meses publiqué un artículo sobre la energía nuclear y la primitiva, un curso básico de probabilidad,
donde jugaba con conceptos (como me gusta hacer) hablando de algo muy
serio en realidad. Ahora la amenaza de Corea del Norte vuelve a poner el
tema nuclear en primera plana. Es quizá uno de los mayores precipicios a
los que se enfrenta la humanidad. Tiendo a ser un poco pesimista, pero
en este caso pienso que soy más objetivo. Es cuestión de probabilidad, o
sea de tiempo. ¿Quizá cientos, miles de años?
La principal novedad con el líder nor-coreano es su edad: estamos ante el jefe de Estado más joven del planeta, 30 años recién cumplidos (habría nacido el 8 de enero de 1983).
Como siempre digo, la psicología es un tema central. Para esa joven ciencia, la adolescencia es la edad en la que se forja la personalidad. Nos posicionamos respecto al resto, nos afirmamos muchas veces oponiéndonos a los demás, buscando incluso la confrontación.
La construcción de un individuo adulto es un proceso muchas veces
tormentoso, una época complicada. Con 30 años ese proceso ya debe haber
concluído, aunque en nuestras sociedades occidentales cada vez se
retrasa más. ¿Qué ocurre si Kim Jong-Un es
un adolescente tardío? Quizá sea una reflexión superficial considerando
el entorno en que se ha criado… ó quizá no. Desde luego juventud tiene.
Hace tiempo leí un estudio que no he podido volver a encontrar, aunque sus conclusiones me parecen muy válidas. Hablaba de una correlación entre las principales revoluciones en la historia de la humanidad y las explosiones demográficas.
La idea es que existe una relación entre las revueltas y la existencia
de un porcentaje alto de jóvenes en la sociedad. Una pirámide con una
base ancha es foco de revueltas. Pasó con mayo del 68 (baby-boom posterior a la II GM), y con las revueltas árabes
es muy posible que haya ocurrido algo parecido. Lo que provoca
revueltas no es el levantamiento contra injusticias, sino el idealismo y
utopía de la juventud. Sin jóvenes parece difícil que haya revueltas,
aunque las injusticias siempre están ahí.
¿Qué pasa si nadie controla el “fervor de la juventud” en el “líder supremo”
de Corea del Norte? Me dan escalofríos de pensar que esos “locos”
puedan cometer locuras, que es lo propio de los locos. De hecho, en
realidad me pregunto cómo es posible que no haya pasado nunca algo más
grave. ¿Cómo es que ninguno de los dirigentes iluminados que pululan por
todo el planeta ha llegado a lanzar ninguna bomba atómica? Los locos
hacen locuras. Parece que incluso los locos tienen conciencia de la vida
humana y saben dónde está el límite… ¿ó no? En la época de la URSS la tensión fue máxima, pero no pasó nada. Irán, Corea del Norte y no sé si alguno más, son candidatos a esa locura.
Es una posibilidad que siempre está ahí.
Tener fe ciega en la responsabilidad última del ser humano es no ser
realista. Matemáticamente, es cuestión de tiempo. Menos mal que la vida
no son sólo matemáticas. Deseo estar totalmente equivocado, pero no creo
que estar confiado sea tampoco correcto. El riesgo está ahí.
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